Serie Mr. Selfridge


El aporte de esta serie es la visión detrás de cámaras o backstage de las tiendas departamentales, donde el estilo de vida es transformado en una mercancía y por lo tanto, se convierte en una experiencia que está al alcance de todos.

Si partimos de esa idea, Mr. Harry Selfridge fue un genio, capaz de trasladar la seducción al mundo de las ventas, y por lo tanto, su vida se hace algo digno de contar, especialmente si la serie va acompañada de locaciones cuidadas e historias que se van enlazando con los eventos de aquella época.

El tache podría venir de esas historias morbosas y facilonas sobre la vida amorosa de Selfridge o algún otro personaje; aunque igual te entretiene un buen rato y te muestra el lado caliente de este icónico líder.

Desde un punto de vista amplio, el producto acaba gustando como todo lo que llegaba a Selfridge, en especial porque la dinámica de la seducción entra a escena lentamente, hasta atraparte por completo. Y sí, el cierre me pareció bueno, a pesar de que deja algunos cabos sueltos y corta justo cuando el hijo de este magnate inaugura una nueva era; a final de cuentas, lo importante es la historia de Harry Selfridge y su vertiginosa carrera por el mundo de las ventas.

Me contaron que por ahí la transmitieron en un canal de televisión culturosa como el 22 o el 11, pero neta que la TV y en especial la TV abierta ya me dan harta flojera con sus anuncios de 20 minutos y todas esas chocheses, así que preferí hibernar todo un domingo para ver la serie completa en Netflix.

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