El hombre en busca de sentido


Lo estuve buscando por décadas y lo encontré el día menos pensado, en un lugar inesperado y lo recibí de alguien que nunca hubiera imaginado:

Mientras platicaba de libros, en un trabajo que me hacía sentir arruinado, un compañero que lucía bastante igual a los demás palurdos de ese lugar, se llenó de emoción al hablarme de Viktor L. Frankl y me dijo sin más que me prestaría El Hombre en busca de sentido, escrito por el sujeto de la imagen:

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Esta versión de El hombre en busca de sentido había sido publicada por Herder Editorial y se trataba de un material bastante bueno, porque además de la obra se incluye un análisis detallado de la Logoterapia desde el enfoque psicológico y psiquiátrico. En resumidas cuentas, te dan ganas de tomar terapia o de recibirla.

Tras semana y media de lectura en el Metro o en cualquier otro lugar que me prestase unos minutos de aislamiento (el baño, la sala a media noche, la hora de comida en el trabajo, etc), el libro me sacudió, especialmente cuando descubrí que su principio básico es preguntarse la razón detrás de cada angustia o crisis por superar: "el por qué" sufro con este maldito trabajo o con algunas personas indeseables, ¿quieres convertirte en escritor de novelas por el puro gusto o solo por el hecho de recibir reconocimiento?

Esta última idea me rondó por un rato e incluso me hizo sentir miserable, porque descubrí que mi vida se había dividido en dos mundos incompatibles, a punto de declararse una guerra civil e imponerse tras un golpe de estado mental:

En un lado, estaba el lado adolescente y aguerrido de mi cerebro, cuya razón principal era el cambiar este mundo o dejar un legado, mientras me volvía un escritor tan popular como para no tener un trabajo espantoso de 10 horas en una oficina repleta de alergenos y un equipo de trabajo asfixiante.

En el extremo opuesto estaba el adulto aburrido y amargoso que llevaba años aplastado por una armadura contra la fantasía, asfixiado por esa cubierta que le impedía caer en la tentación de escribir por el puro gusto; no están ustedes para saberlo ni yo para contarlo, pero me paraliza el miedo de volver a sufrir un colapso financiero, tras dedicarme por un tiempo a textos que solo me dejaron un vacío en el estómago.

Ahí estaba yo en plena crisis existencial, escupiendo frases de tuitero que regaban pus en Facebook o en mis estados de WhatsApp. Mi mente estaba en corto circuito y sinceramente, era todo lo opuesto que esperaba de la logoterapia autoaplicada; sin embargo, El hombre en busca de sentido cumplió con todas las expectativas que se sembraron en mi mente desde mi adolescencia, cuando el maestro Jorge Becerra de la Prepa 9 nos dio la mejor reseña de un libro que he escuchado en la historia.

En efecto, el libro me dejó más hecho mierda a mis tiernos 30´s, pero no es su culpa: con conocimiento de causa, ya sabía que me subiría a esa ola emocional y la caída sería bastante fuerte, porque lo necesitaba desde mis 16 años y estaba consciente que el dolor sería peor conforme pasara el tiempo; a pesar de ello, esa molestia se soltó de mi con un solo golpe y me hizo resurgir como en otras etapas de la vida.

Personalmente, fue como quitarme esa piel marchita de dolor y ponerla a lavar en mi Whirpool emocional, con jabonsito para tela de bebé; fue sentir dentro de mi esa sensación a nuevo que experiementas al formatear tu computadora o al destaparte los oídos tras una semana de sordera. Sería increíble que ustedes también se dieran esa oportunidad 😂

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